lunes, 21 de abril de 2008

Django Reinhardt



Minor Swing

"Esa guitarra que ríe y llora, guitarra con voz humana". Eso escribió Jean Cocteau acerca de la forma de tocar de un músico absolutamente genial, capaz, como pocos, de conmover de una forma muy profunda y totalmente duradera el alma de cualquiera que se acerque a su música. Una música que tiene su origen en todas las limitaciones que Django (Jean Baptiste, era su nombre auténtico) Reinhardt tuvo que superar a lo largo de su vida, desde su ausencia de conocimientos musicales, hasta el accidente que condicionó su forma de tocar.

Tanto cuando se lanzaba a tocar con un ritmo desenfrenado, como cuando se enfrentaba a las piezas más lentas, líricas, el estilo de Django brilla con luz propia, y mucho más cuando se junta con el violinista Stephane Grapelli, con quien tocaría durante varios años hasta que la Segunda Guerra Mundial los separó creando un paréntesis que se retomaría al final de la contienda.

Este guitarrista genial, del que Mercer Ellington definió como el músico de jazz "más creativo nacido fuera de los Estados Unidos", nació en el seno de una familia de gitanos (de ahí el sobrenombre de "El Gitano") nómadas en la localidad belga de Liberchies en enero de 1910, que para ganarse la vida hacían el clásico número de la cabra y el oso con el acompañamiento musical del violín del padre y luego con el bajo de Django. Unos dicen que a los 9 y otros que a los 13 años, el caso es que desde muy joven se empezó a imbuir de la música tradicional de su pueblo, que acabaría por fusionarla con el swing para lograr un estilo absolutamente inconfundible.

A esa forma de tocar contribuyó el desgraciado accidente que se produjo cuando tenía 18 años, y posiblemente por la caída de una vela sobre unas flores artificiales, que su mujer vendía por los pueblos por los que pasaban, se originó un pavoroso incendio que llevaría a Django a quedar postrado en una cama de hospital durante 18 meses, y con las secuelas de dos dedos de su mano izquierda (el cuarto y el quinto concretamente). Durante la convalecencia se produjeron dos hechos que serán determinantes para su carrera posterior; por un lado su hermano se regaló una guitarra y, por otro, empezó a escuchar los primeros discos de Duke Ellington y de Louis Armstrong.



La incapacidad que tenía en su mano izquierda le obligó a inventar un nuevo sistema de digitación para poder tocar el instrumento, y gracias a su tesón logró sacarlo adelante, y eso también va a ser fundamental a la hora de entender los sonidos que lograba extraer de la guitarra acústica. Luego, en las grabaciones de Duke y de Louis, Django encontró una perfección formal que provocaron su admiración y el interés subsiguiente por adentrarse en esas espesuras musicales.
La carrera de Django empezó a despegar cuando unos amigos le presentaron al cantante Jean Sablon, y, un poco después, entra en contacto con Stephane Grappelli, un violinista también dotado de una enorme sensibilidad musical. Entonces se forma el Quintette du Hot Club, formación que tomó el nombre del parisino Hot Club en el que se tomó la decisión de formar el quinteto, en el que también se integraron su hermano Joseph y Roger Chapul, ambos guitarristas, y con Louis Viola al bajo, además, claro, de Grappelli y Django. Apoyados por el crítico Hugues Panassie, inmediatamente dieron el salto a la fama y dejarían tras de sí más de 200 grabaciones antes del estallido de la guerra.

El conflicto bélico les cogió en Gran Bretaña, y todos, excepto Grappelli, decidieron regresar a la Francia que terminaría ocupada por el ejército alemán. Allí, Django pudo evitar la persecución que sufrieron los gitanos gracias a la protección de un jerarca nazi admirador de su música, y creó un quinteto con la incorporación del clarinetista Hubert Rostaing en sustitución de Grappelli.

La llegada al París de postguerra de diferentes músicos norteamericanos, le permitió conocer a gente como Mel Powell, Peanuts Hucko o Ray McKinley, y en 1946 llevó a cabo un gira por los Estados Unidos integrándose como solista en la banda de Duke Ellington, a quien se dice que llegó a dejar plantado en un concierto cuando camino de la sala en la que iban a tocar se encontró con un local de billar, juego que le gustaba mucho, y se paró a jugar unas partidas lo que hizo que llegara al concierto cuando éste ya había comenzado. Durante esa gira ni la crítica ni el público estuvieron especialmente cálidos con el músico belga y eso le decepcionó un tanto. En esos momentos ya estaba tocando la guitarra eléctrica, un instrumento con el que no alcanzó el nivel de virtuosismo que había conseguido con la acústica.

En los años que siguieron al final de la guerra, Django asume los postulados musicales del be-bop, y llegaría a tocar con Dizzie Gillespie, hasta que en 1953, a la edad de 43 años, fallece en Fontainebleau de una hemorragia cerebral, dejando tras de sí un legado musical de enorme importancia y que le convierte en inmortal.


Django Reinhardt - Film Clip 1952

No hay comentarios: