viernes, 3 de abril de 2009

Diane Arbus (Nueva York, 1923 - 1971)


Esta fotógrafa norteamericana caminó por el lado oscuro de la vida armada con una cámara de fotos y su propia humanidad. Con una vida personal agitada terminó suicidándose después de una larga depresión.

Arbus fue una incansable exploradora de los barrios marginales de la ciudad de Nueva York, donde encontraría una buena parte de los seres que luego cobrarían vida por medio de unas fotografías que nos ponen delante de nosotros seres deformes, prostitutas, enfermos mentales, familias rotas, travestidos… Siempre con una mirada directa, para hacernos ver una realidad que está ahí, que vive con nosotros, pero a la que apenas si le prestamos atención.


“Diane Arbus fue a la cacería del lado oscuro de la vida poblada de monstruos arrebatadamente humanos, de esa vida amueblada de seres estrafalarios y dramáticos, de seres como sacados de una pesadilla; pero eso sí todo organizado en la foto con sensibilidad y una emocionada sutileza.” (Carlos Yusti, Diane Arbus, cazadora de la belleza monstruosa)

Fotografías ante las que uno se queda con la sensación de que a través de ellas Arbus intenta conjurar a sus propios fantasmas, dar cuerpo y rostro a seres salidos de sus pesadillas, después, eso sí, de horas de contemplación, de hacerles conocedores de que estaban posando para una foto y que su rostro iba a ser conocido. Temática en la que se adentra de la mano de la alemana Lisette Model, que había dejado atrás la Alemania nazi para trabajar en los Estados Unidos, para acabar siendo la maestra fundamental de una Diane Arbus nacida en el seno de una familia acomodada y que venía del mundo de la fotografía de moda.


Dejando atrás el glamoroso mundo de la moda, Arbus se convierte en una auténtica cazadora, en salidas a las calles casi como si fuera de safari, siguiendo con tiento a sus presas, para “ir al encuentro de lo grotesto, de lo bellamente horrible”, en palabras de Carlos Yusti de nuevo. En las calles más peligrosas, en los bares más oscuros, Arbus se encuentra con las gentes del arroyo, esas que han quedado arrinconadas por el sueño americano. 

“Los monstruos eran una cuestión que yo fotografié mucho. Fue una de los primeros motivos que fotografié y poseía un tipo de excitación terrorífica para mí. Yo empecé como a quererlos. Todavía hoy aprecio y quiero a mucho de ellos. Yo realmente no quiero aseverar que ellos son en sí mis amigos, sino más bien que ellos me hicieron sentir una mezcla de vergüenza y temor. Hay una cantidad de leyenda sobre los monstruos. Todo para ellos sucede como en un cuento de hadas. Los monstruos nacieron con su trauma. Ellos ya han pasado su prueba en la vida. Ellos son aristócratas”. (Diane Arbus, citado por Carlos Yusti)

9 comentarios:

Arkadia dijo...

Buena entrada, me gusta mucho Arbus. El libro que citas no lo conocía, puede estar bien, aunque esa manía del autor de calificar constantemente la gente que fotografía como "monstrous" me cansa, resulta efectista y alejado de la realidad, eran sólo gente peculiar...

Un saludo.

Alfredo dijo...

En la calificación de "monstruos" estoy de acuerdo contigo en que resulta un tanto cansina y francamente ofensiva. Por otro lado, una fotógrafa excepcional.

Un abrazo.

calamanda dijo...

Magnífica fotógrafa.Me gustan
muchísimo las fotografías que has
elegido.Muy bien relacionado el
texto y las fotos.
¿Sabes?Me gusta mucho la fotografía.¿qué tal?¿cómo va todo?

He quitado de mi blog L´Atelier du
Peintre,ya sabes que se ha quedado
estancado ahí desde hace 3 meses,
ya veremos si cuando publique otra
vez se actualiza.

Un fuerte abrazo.

CALAMANDA

calamanda dijo...

Olvidaba darte las gracias por
la atención que me prestas y tus
magníficos comentarios en tu blog
como en el mío.

Un beso.

CALAMANDA

Alfredo dijo...

Pues entonces coincidimos en la valoración que damos a la fotografía, y ya tengo a otros en la recámara para dispararlos en cualquier momento.

A ver si con ese cambio tu blog empieza a estar actualizado, aunque ya te he dicho que eso no me va a disuadir de pasar a visitarlo. Un placer pasar a visitarte y que tu hagas lo mismo con este lugar.

Buen finde!!

Leonor de Aquitania dijo...

Por aquello de que las imágenes se abren con más lentitud que el texto, iba leyendo éste antes de ver las fotos, y me iba haciendo una idea de lo que podría encontrarme, pero al abrirse completamente llevé una sorpresa porque no vi más que "normalidad", (lo entrecomillo porque qué es lo normal?)quiero decir, nada raro, nada grotesco, como ella apunta en el texto. Me pregunto quien establecía a priori esa clasificación o definición de monstruos, la propia fotógrafa en su universo particular, o parte de la esterotipia social del momento, porque evidentemente su momento no es el mismo que vivimos. Nada, que me disperso.

O estamos hablando de monstruos en su interior? No sé, que el texto y las fotos no me transmiten lo mismo, supongo que parte de ello viene de que mi universo interior tiene una tremenda influencia en mi manera de mirar el mundo.

Alfredo dijo...

Creo que es por un poco de las dos cosas que apuntas. En muchos casos son personas que se salen de esos cauces que consideramos "normales", gentes que están fuera de los estandares de todo tipo y ya se sabe que cuando no se tiene claro como etiquetar pues se caen en cosas como estas, de llamar "monstruos" a personas diferentes.

Anónimo dijo...

Fotografías, rostros anónimos, instantes que intentan captar el detalle de lo singular, y a pesar de ello, buscar lo trascendental...

En fin... que me agradó volver de nuevo a visitarte, y de nuevo sorprenderme.

Un abarazo.

Alfredo dijo...

Detrás de esas fotografías hay mucho de conjura de los propios fantasmas, de ir más allá de la propia mirada.

Besos!!