domingo, 1 de agosto de 2010

Shaun Tan (Perth, Australia, 1974)


Ilustrador y pintor, este joven australiano es más conocido por su primera faceta que por la segunda. En el colegio ya era conocido como el que “dibuja bien”, y esa era la faceta en la que destacaba en aquellos años, tanto que llegaría a convertirlo en su profesión después de graduarse en la Universidad en Bellas Artes y Literatura Inglesa.

Tan es autor de varias novelas ilustradas todas ellas muy apreciadas por el público y por los especialistas, que han destacado su trabajo con numerosos premios. Una trayectoria como ilustrador que inició con historias de ciencia ficción y de terror durante su adolescencia, y que ahora ha convertido en historias gráficas más dirigidas a un público más adulto o por lo menos con preocupaciones por temas sociales, políticos o históricos.


De hecho, sus libros los ha definido alguna vez como “libros ilustrados para niños mayores”, ya que “tratan estilos visuales y temas relativamente complejos, como el imperialismo colonial, la apatía social, la naturaleza de los recuerdos y la depresión”.

Tan nos deja en cada uno de sus trabajos una galería en la que se pueden apreciar influencias de El Bosco, Chirico, Magritte o Hopper, pero también de cineastas como Kubrick, Terry Gilliam (Monty Python) o Tim Burton. Eso ya nos da una idea del ambiente onírico, fantástico, surrealista en los que se mueven sus personajes.

Seres humanos a los que coloca en situaciones en las que la falta de comunicación, o la imposibilidad de transmitir a los demás sus sentimientos, los aboca a la soledad, a la incomprensión, a una ausencia incluso de ellos mismos. Sentimientos que refuerza con metáforas muy poderosas y que nos transmiten el mensaje de una forma muy directa y en la que las palabras o son muy pocas o directamente no aparecen.


Eso ocurre en una de sus novelas gráficas más alabadas, Emigrantes, una historia sin palabras, en la que cuenta la llegada a un nuevo país de un emigrante que se tiene que enfrentar a una nueva situación, inmerso en unas formas culturales que no son las suyas. Por el camino se hará amigo de un extraño ser de cuatro patas que parece salido de uno de los cuadros de El Bosco, y que se cierra con el reencuentro de su familia y su hija ayudando a un nuevo emigrante.

Tanto para sus ilustraciones como para sus cuadros, como el mismo Tan reconoce, toma como base la realidad que le rodea a lo que une una forma de trabajar lenta, metódica que en el caso de Emigrantes, le llevó a utilizar fotografías antiguas y otras contemporáneas en un largo proceso de documentación, para luego dibujar, montar y tratar por ordenador.

Aunque coloque a sus personajes en espacios opresivos, difíciles, en los que no siempre es fácil la comunicación, Tan siempre deja un camino a la esperanza en unas obras con una fuerte carga emocional.

2 comentarios:

casss dijo...

Cada ilustración u obra es un libro abierto, ante el cual hay que deternese y dedicarle el tiempo merecido por tratarse de una obra tan fecunda e imaginativa.
Despiertas una vez más el gusto y el interés por otro artista: gracias amigo.
un beso

Alfredo dijo...

El disfrute del arte, como el disfrute de cualquier otra cosa, lleva su tiempo y requiere dedicarle algo de tiempo. La recompensa merece la pena, y me alegro de que en tu caso, las visitas a este espacio merezcan tu atención. Gracias.

Un abrazo!!