martes, 14 de diciembre de 2010

Cheri Samba (Kinto M’Vuila, República Democrática del Congo, 1956)


“Cheri Samba. Artista popular”. Así firma sus obras uno de los artistas más cotizados del continente africano, que se asoma regularmente a los grandes espacios expositivos mundiales e incluso ha estado presente en una edición de la Bienal de Venecia. Un artista prácticamente autodidacta que con 16 años decidió dejar la granja familiar, para irse a la capital del país Kinshasa para iniciar su carrera artística.


Nacido en el seno de una familia en la que su madre se ocupaba de la granja, mientras que su padre era fabricante de escopetas de caza, ya cuando le tocaba cuidar el ganado iba dibujando en la arena a los animales. El interés de su padre por tenerle como ayudante en la herrería, le hacía esconder sus dibujos y tareas del colegio para dedicarse a ellas por la noche.


Ya en la capital congolesa, a la que llega en 1972, empezará a buscar su hueco como artista callejero, pintando escenas del mercado, de locales de prostitución, y empezará a dejar ver su crítica acerca del poder y de la corrupción en la que está sumida el continente también gracias a la inestimable colaboración de los países occidentales que tampoco se escapan de su acerado pincel.


Esa clave de crítica política y social es una constante en las obras de Cheri Samba, que tienen un cierto aire naive y con el sello característico de la introducción de textos en linga y en francés, un aspecto que Samba empezó a desarrollar, como él mismo ha reconocido alguna vez, como un truco para hacer que la gente se parara más tiempo delante de sus obras y les prestara más atención.


Atención que empezó a llamar muy pronto, en 1975, cuando al abrir su estudio en la capital congoleña decoró una de sus paredes con un mural alusivo a la guerra entre dos grupos étnicos del país, y que generó un gran interés entre la gente llegando a provocarse atascos de tráfico para poder verlo, lo que le supuso a nuestro artista la detención por parte de la policía acusado de no respetar la historia del país.


Samba desarrolla una pintura totalmente arraigada en la vida cotidiana de su país, en lo que le rodea, lo que explica también el uso de los colores vivos que definen su obra, a la que da, asimismo, un componente educativo relacionado, por ejemplo, con la prevención del sida. Es un artista que considera que el arte tiene que llamar a la conciencia de las personas, y en alguna ocasión ha dicho que su obra no está insertada en ningún mundo simbólico o de creencias populares, sino que sale directamente de la realidad.


Es evidente en sus cuadros la herencia que tiene de sus primeros tiempos como ilustrador y dibujante de una tira cómica para un periódico local, así como la sensación de que estamos ante un dibujo animado, o una suerte de cómic con el que intenta hacernos llegar sus preocupaciones sociales, sus ideas sociales y políticas.

4 comentarios:

sonoio dijo...

estos dos últimos post cómo te los agradezco... bueno como toda vez que paso por acá

un gran abrazo!

Alfredo dijo...

Muchas gracias.

Un abrazo!!

balamgo dijo...

Me gustan mucho los artistas comprometidos, y sinceramente, éste lo es mucho.
Me ha encantado la fuerza que transmite y se ve que el mensaje llega nítidamente a quien lo quiera recibir.
Los gatos eligen por amigos a los especiales.
Me ha encantado visitarte de nuevo.
Un abrazo.

Alfredo dijo...

Su mensaje es directo y creo que puede llegar a la gente a la que se dirige. Además eso le ha convertido en uno de los artistas africanos más valorados en occidente.

Gracias por lo que me toca :)

Un abrazo!!