lunes, 25 de junio de 2012

La coreografía caligráfica de Georges Mathieu


Composition, 1958.

Este mismo mes de junio tuvo lugar el fallecimiento del pintor francés Georges Mathieu (Boulogne-sur-Mer, Francia, 1921), lo que dejaba al mundo del arte huérfano del padre de la abstracción lírica, además de ser uno de los precursores del happening y de la pintura de acción.

Dahut, 1964.
Mathieu llega a la pintura después de haber estudiado filosofía y literatura, e iniciar un camino autodidacta que le llevará a pasar de unos inicios vinculados con el realismo a través de retratos y paisajes, a un estilo de pintura en el que prima el sentimiento, la inspiración del momento, la espontaneidad, en definitiva, una pintura liberada de reglas, cánones o cualquier otro elemento represor.

Oil Riggs and Helicopter, 1962.
Jacques de Mailly au siege d'Asclon.
En 1947 empieza a definir su pintura como una “no figuración física”, definición que terminó derivando en abstracción lírica de mayor éxito entre la crítica y que Mathieu colaboró a difundir como una reacción si se quiere violenta contra la abstracción geométrica nacida al otro lado del Atlántico. Una confrontación que le llevo incluso a reivindicarse como inventor de la técnica del dripping, es decir, el goteo de la pintura sobre el lienzo, técnica muy definitoria del estilo de Jackson Pollock, pintor que pasa por el ser el auténtico padre de la criatura.

Mathieu ha sido alguna vez comparado con Dalí no en cuanto al tipo de obras generadas por uno y otro, sino por el sentido del espectáculo que caracterizó al francés y que recuerda en buena medida el que tenía el genio de Cadaqués. El caso es que Mathieu organizó en multitud de ocasiones auténticos espectáculos públicos para dos mil personas para pintar en directo cuadros de grandes dimensiones en el menor tiempo posible, en una suerte de acciones en las que el acompañamiento musical y la coreografía generada en torno a la obra, termina originando una suerte de obra de arte total con una parte efímera en contraste con la materialidad del cuadro final.

Tenebres deserts.
Obras a las que gusta de titular con nombres de sucesos históricos reales, como nombres de batallas, lo que ha hecho que alguna vez se le haya definido como “pintor de batallas”, tomando en cuenta los títulos de los cuadros pero también la impresión de que los lienzos se convierten en auténticos campos de batalla entre el artista y sus propia inspiración, su propio momento creativo, e incluso la interacción con el ambiente. En los años 50 fueron muy populares los shows televisivos en los que se retransmitían en directo las acciones pictóricas de Mathieu.

Tanysiptere.
En sus continuos viajes terminará por entrar en contacto con la caligrafía oriental, un elemento que dejará una huella muy visible en los lienzos del francés, generando unas obras de gran lirismo, de líneas sutiles trazadas sobre grandes superficies monocromas. Incluso mezclando los elementos se acuñó la expresión de “coreografía caligráfica”.


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4 comentarios:

Natàlia Tàrraco dijo...

Alfredo, muy interesante, abstracción potente pero muy sutil, enseguida me ha recordado a Fernando Zóbel
Besitoo lunero, que tengas buena semana, amigo.

omar enletrasarte dijo...

no siendo entendido en expresión plástica, solo puedo decir que esos trabajos tienen cierto efecto que me parece destacable
saludos

calamanda dijo...

Espectáculo en acción!

Saludos,
un beso!

Alfredo dijo...

NATALIA: Es un pintor con una obra de esas que llega, que abre caminos y se desarrolla más allá.

Abrazos!!

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OMAR: No hace falta saber de arte para disfrutarlo desde un punto de vista visual y sensorial.

Un abrazo!!

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CALAMANDA: Expresión pura del gesto de pintar.

Un beso!