domingo, 11 de agosto de 2013

Los Estados Unidos en color: Stephen Shore

Aitken, South Carolina, 1972.


Casi como si se tratara de un Mozart de la fotografía, el talento de Stephen Shore para la fotografía empezó a manifestarse muy pronto. Desde que a los seis años de edad un pariente suyo le regalara un kit fotográfico, Shore no ha parado de dar muestras de precocidad, tanta que con 14 años el MOMA adquirió tres de sus fotografías, con 17 estaba tomando imágenes de La Factoría de Andy Warhol, y con 23 fue el segundo fotógrafo después de  AlfredStieglitz, en ver como el MOMA le organizaba una exposición individual.

Greenwich, Connecticut, 1972.

Todo eso desde un aprendizaje autodidacta y que le llevará a ser el pionero en el uso de la fotografía artística en color, en un viaje que hizo desde Manhattan hasta la población de Amarillo, en el estado de Texas. Corría el año 1971 y Shore empezaba a recorrer los Estados Unidos y Canadá para dejar una serie de testimonios fotográficos sobre un país deprimido por la Guerra de Vietnam y los conflictos en defensa de los derechos civiles.

Lee Cramer, Bel Air, Maryland, 1983.

Con el aprendizaje de postulados teóricos y prácticos del movimiento conceptual americano de los años 60 y 70, los paisajes urbanos que se asoman a la cámara de Shore son, en ocasiones, como platós de cine que hubieran sido abandonados, dejados de la mano del paso del tiempo y en los que casi se puede escuchar un silencio quizás roto por alguna racha de viento o el chirrido agónico de un semáforo sin luces.

US 22 Union, New Jersey, 1974.

Pequeños detalles, facturas de restaurantes de carretera, habitaciones de hotel, una espalda de un hombre que deja adivinar más allá la cinta negra de una carretera que espera a que alguien se digne a transitar por ella. Testimonios de un tiempo que amenaza con detenerse y que parece habérselo llevado todo consigo antes de hora.

Toledo, Ohio, 1972.

Lugares comunes que bajo la lente de Shore adquieren un nuevo sentido topográfico o, tal vez sería mejor decir, paisajes que se abren a múltiples interpretaciones al menos tantas como posibles realidades habitan en ellos. Pero no solo de los Estados Unidos, porque también la cámara de Shore ha viajado por otros países, ahí están sus imágenes sobre Abu Dhabi, ese oasis de vanidad en medio de un desierto que recorre las calles recordando que solo está esperando su oportunidad para recuperar el terreno que siempre ha sido suyo y que un buen día, cuando menos lo esperamos, volverá a ocupar.

Abu Dhabi.

No sé muy bien si las fotografías de Shore hablan del olvido o son un recordatorio de la posibilidad que existe de volver al olvido en cualquier momento, dicho sea esto desde mi particular punto de vista subjetivo. Y es que cuando veo una obra de Shore me da por pensar en esas cosas.

Más información: Blouinartinfo, Vice, New York Times.

4 comentarios:

casss dijo...

Tu última reflexión queda en mi cabeza como una fotografía que resume las restantes.
un fuerte abrazo, amigo, que hace tiempo no te "veía"

Alfredo dijo...

En este caso la distancia no es el olvido sino todo lo contrario :) Estas fotografías me provocaron esa reflexión final y ahí queda y me alegra compartirla.

Un abrazo grandote!!

Natàlia Tàrraco dijo...

Hola amigo, poco a poco regreso, espero que todo te vaya muy bien.

Las imágenes son un muestrario de instantes que las devuelven del olvido, pero un instante.
Un abrazo y un besito.

Alfredo dijo...

NATALIA: Las vueltas progresivas siempre son menos difíciles, para el recuerdo quedan esos instantes especiales que los mantienen vivos en nuestra mente hasta que los podamos enriquecer con una nueva fugacidad.

Un abrazo grande!!