miércoles, 15 de enero de 2014

Eve Arnold: curiosidad e insatisfacción



“La fotógrafa que se sobrepuso a unos orígenes humildes, a un padre con una visión reduccionista de la mujer, a una crítica devastadora en su primera clase formal de fotografía y a un matrimonio y un bebé malogrados, quiso poner su mirada, su curiosidad y su pluma al servicio del fotoperiodismo”.




Ese párrafo escrito por Juan Peces en un reportaje publicado en el periódico El País, resume perfectamente las coordenadas fundamentales que determinaron el desarrollo artístico de la norteamericana Eve Arnold (1912-2012), la primera mujer en formar parte de la nómina de fotógrafos de la Agencia Magnum.




A eso unimos las dos fuerzas que la propia Arnold definió como impulsoras de su trabajo, como son la curiosidad y la insatisfacción que le producía cada trabajo y la necesidad de superar ese sentimiento la llevaba a ir más allá, ya tenemos más elementos para entender su obra.




Unas fotografías en la que las personas, sobre todo las mujeres, adquieren un papel protagonista determinante, mujeres que lo mismo son grandes estrellas del mundo del cine (espectacular el reportaje fotográfico que hizo durante el rodaje de la película de John Huston Vidas Rebeldes, con Marilyn Monroe y Clark Gable), trabajadores agrícolas negros desplazados para trabajar en las granjas de los blancos del norte, activistas como Malcom X, o el partido nazi norteamericano.




Todo para dibujar un particular fresco fotográfico de los Estados Unidos de los años 50 y el desarrollo de la lucha por los derechos civiles de los años 60 y 70, hasta lugares como China o la URSS en momentos en los que la presencia de occidentales en esos países no era bien recibida.




Y la mujer, muchas mujeres de toda edad y condición, anónimas acodadas en la barra de un bar esperando no se sabe qué o buscando un consuelo siquiera efímero que nunca termina de llegar mientras el alcohol se agota, o mujeres muy conocidas a las que retrata en momentos íntimos, espléndidas en su sencillez, o mujeres en color solas en medio de paisajes inmensos que amaestran caballos o simplemente bailan al ritmo de sones tradicionales.




Y en definitiva la vida, esa vida hecha de contrastes como esos miembros del partido nazi norteamericano presentes en un mitin de una organización de musulmanes negros, unidos ambos colectivos por la idea de un país racialmente dividido, o las convenciones de los partidos políticos, los barrios, las pandillas, los trabajadores, esas minorías en muchas ocasiones marginadas dejadas en las cunetas de la historia.





Como explicó la propia Eve Arnold, imágenes con las que construir “un caleidoscopio a través del cual poder contar nuestra relación con el mundo, la manera en la que trabajamos para vivir y en la que vivimos para trabajar”.

Más información: El País, The Guardian.

2 comentarios:

balamgo dijo...

Una autora fascinante!
Abrazos.

Natàlia Tàrraco dijo...

Conozco parte de su obra, retazos de unos años intensos que supo recolectar con ojo clínico y a la vez humano.
Un besito.