viernes, 8 de agosto de 2014

El paisajismo lírico de Hiroshige


Barcos de pesca en el lago.

Uno de los elementos que hay que tener en cuenta a la hora de analizar la obra de los pintores enmarcados dentro del término impresionismo y postimpresionismo, es la influencia que sintieron de los grabados japoneses del estilo ukiyo-e, uno de cuyos máximos representantes fue Utagawa Hiroshige (Edo, hoy Tokio, 1797-1858). El impacto que causó en aquellos artistas esos grabados que empezaron a llegar a nuestro continente en la segunda mitad del siglo XIX, fue de una gran intensidad.

Peregrinación al santuario de la diosa Benzailen en la cueva de Enoshima, 1850.

El interés de Hokusai o de Hiroshige por el paisaje y por el retrato del mismo y por las condiciones atmosféricas, no podían por menos que interesar a los impresionistas europeos, que, asimismo, descubrieron insólitos puntos de vista y una forma de trasladar el paisaje a sus lienzos muy novedosa.

Taira no Kiyomori ve apariciones sobrenaturales, 1840.

Hiroshige, después de ver cómo sus padres morían cuando tenía únicamente doce años de edad, decide empezar sus estudios artísticos con Utagawa Toyohiro, a cuya muerte pasó a hacerse cargo del taller del maestro, para iniciar una carrera que potenció desde el momento en el que tomó la decisión de dejar el cargo de jefe de bomberos que había heredado de su padre.

Vista de Tsukuda a la luz de la luna con dama en el balcón.

Este pintor, grabador e ilustrador, vivió un momento de la historia de su país a caballo entre dos situaciones extremas. Por un lado, vivió en el Japón unificado y cerrado sobre sí mismo, alejado de la influencia y el contacto con el mundo occidental, y la nueva situación generada a partir de un aperturismo exterior forzado por esas potencias occidentales.

Río entre montañas nevadas, 1857.

En ese momento de apertura a las corrientes comerciales internacionales, coincidente con un esplendor de la burguesía japonesa que empezó a demandar el tipo de grabados en los que Hiroshige fue un auténtico maestro, los grabados empezaron a llegar también a Europa donde también tuvieron una buena acogida, al menos entre los medios más concienciados artísticamente.

Puente de la luna en Meguro.

Se trata de composiciones sencillas de paisajes imaginados, ya que Hiroshige no fue un gran viajero y utilizaba las descripciones contenidas en guías de viaje para representar los paisajes, en los que la figura humana, generalmente de pequeñas dimensiones, está llevando a cabo acciones cotidianas relacionadas con momentos de trabajo o de ocio.

Luna de otoño sobre Miho.

Ilustrador de libros y retratista, Hiroshige reproduce también actores del teatro tradicional japonés, el kabuki, geishas, obras en las que al igual que hacía en el paisaje, reina una gran sutileza, un control exquisito del color en unas composiciones en las que el sentido del primer plano destaca sobre manera.

Kanbara.


En sus obras, Hiroshige consigue hacernos llegar todo un sentimiento poético, de la delicadeza en los detalles, en los paisajes iluminados por la luna, en los que se insinúa un crepúsculo lleno de color, de la lluvia que cae con fuerza propia del monzón sobre puentes curvados como la luna, de puentes que cruzan personas que fluyen en perfecta consonancia con el paisaje y las condiciones atmosféricas.

Lluvia repentina sobre el puente Shin-Ohashi y Atake, 1857.

Más información: Artelino [en], MET Museum [en], Biografías y vidas.

2 comentarios:

casss dijo...

Magnífico leerte.
Desconocía, como tantas otras cosas, que los impresionistas se inspiraron en estos pintores.
Hay tanto para saber y conocer, que no dará la vida! pero pasar por aquí, siempre es estar un poquito más cerca.

besos

Alfredo dijo...

CASS: La obra de estos grabadores japoneses va a ser un gran impacto en los artistas impresionistas y algunos que vinieron después, lo mismo que el arte africano a los cubistas, por ejemplo. El mundo del arte es inabarcable y precisamente por eso es tan interesante e intenso.

Un abrazo!